Juicio Analítico y Sintético
Los juicios que no son analíticos son, en la terminología de Kant, juicios sintéticos, esto es: aquellos en los que la predicación dice algo que no estaba contenido en el concepto del sujeto. Por ejemplo: «todo cuerpo es pesado», porque para formar el concepto de cuerpo no es preciso el peso; aunque todos los cuerpos sean efectivamente pesados, por «cuerpo» entendemos aquello que ocupa una porción de espacio, esto es: que tiene una extensión, y con esto no hemos dicho nada del peso; de modo que, en «Todo cuerpo tiene un peso», el predicado dice algo que no estaba incluido en el concepto del sujeto.
Un pensador de la Edad Media podría decir, por ejemplo, que a un cuerpo le es esencial (es decir: le pertenece como cuerpo, en virtud de la esencia «cuerpo») el pesar, o bien (esto se parece más a lo que de hecho dirían) que a este o aquel cuerpo (tierra, agua, aire o fuego) le pertenece en virtud de su esencia (es decir: de «tierra», «agua», «aire» o «fuego») el estar «encima» o «debajo» de otros cuerpos (nosotros decimos: es «menos pesado» o «más pesado» que otros cuerpos) y que cada cuerpo tiende por esencia a ocupar su lugar «propio». Pero, tras la eliminación de las «esencias», a menos que la filosofía moderna descubra una nueva fundamentación, la proposición «Todo cuerpo es pesado» tendrá que conformarse con ser la pura constatación de que hasta el momento no hemos encontrado ningún cuerpo que no pesase. Obviamente, la proposición «Todo cuerpo es pesado» figura aquí sólo como ejemplo, y lo mismo que con ella ocurriría con cualquier otra proposición presuntamente universal y necesaria, salvo que fuese un juicio analítico. En otras palabras: todo conocimiento habría de basarse en la experiencia (esto es: en la presencia efectiva de la cosa, en la constatación del hecho) y la experiencia nunca nos da universalidad (porque sólo nos dice que la cosa es así en todos los casos experimentados, no en todo caso posible), ni necesidad (porque la experiencia nos dice que de hecho es así, no que tiene que ser así y que no podría ser de otro modo). A todo lo que forma parte del contenido de la experiencia se lo llama «empírico», y «empirismo» es la tesis según la cual, puesto que todo conocimiento consiste en la experiencia, no hay necesidad alguna, sino solamente hechos; no hay «tiene que ocurrir así», sino solamente «vemos que de hecho ocurre así en este caso y en aquel y en el otro»; las proposiciones presuntamente universales y necesarias las aceptamos, según el empirismo, en virtud de una especie de hábito: estamos de tal modo acostumbrados a ver que todos los cuerpos pesan, que suponemos pesado cualquier cuerpo que imaginemos.
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